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LAS VERDADES QUE LAS
CLÍNICAS DE ABORTO
Y EL
ABORTISTA NO LE DIRÁN
Índice de Temas
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(Ver
Parte II)
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Cáncer y Aborto |
El asunto fue discutido a inicios de este año por
un grupo de 100 científicos expertos, reunidos por
el National Cancer Institute del gobierno
federal de Estados Unidos. La mayoría de los
participantes opinaban que una mujer
que termina con
su embarazo no hace frente a grandes riesgos de
cáncer
de pecho, informaba el Chicago Tribune
el 27 de febrero.
Los investigadores afirmaron que la mayoría de los
primeros estudios sobre
la relación entre aborto y
cáncer de pecho sufrían de un error conocido como
diagonal de memoria. Esto significa que es probable
que muchas de las mujeres sanas mintieran en las
investigaciones sobre el hecho de que hubieran
tenido abortos, mientras que resultaba más probable
que respondieran honestamente sobre el cáncer de
pecho. Sin embargo, los investigadores convenían en
que llevar a término un embarazo en edad temprana
reduce el riesgo de que una mujer sufra cáncer de
pecho a lo largo de su vida.
Pero esta reunión no
puso fin al debate ni mucho menos. La Cámara y el
Senado de Texas han aprobado recientemente una ley
que mandaba a los doctores informar a las mujeres
que querían abortar sobre el nexo entre el
procedimiento abortivo y un aumento del riesgo de
cáncer de pecho, informaba
el 5 de junio el
Washington Times . La Women's Right to Know
Act del estado obliga a quienes realizan el
aborto a informar a las mujeres verbalmente o por
escrito del riesgo potencial de aborto-cáncer de
pecho, además de sobre todos los demás problemas
asociados con el aborto y el embarazo. La ley
también
fija un periodo de 24 horas de espera
después de que las mujeres que quieran abortar hayan
sido informadas.
Ha levantado críticas la falta de claridad de los
expertos reunidos por el National Cancer
Institute . En un artículo de la edición para
el Verano de 2003 del Journal of American
Physicians and Surgeons , Karen Malec cita
numerosos estudios que identifican el nexo entre
aborto y cáncer de pecho. Malec es presidenta de
la
Coalition on Abortion/Breast Cancer .
Observaba
que en 1973, el año en que fue legalizado el aborto
en Estados Unidos, la incidencia de cáncer de pecho
era de 82,6 por 100.000, y era considerado una
enfermedad de las mujeres mayores. En 1998, la
incidencia
de cáncer de pecho había aumentado en más
de un 40% -hasta los 118,1 por 100.000- y se había
convertido en una enfermedad de las mujeres jóvenes.
Malec
acusaba a muchas autoridades y medios de no informar
a la gente del riesgo acrecentado de cáncer de pecho
porque la cuestión es motivo de controversia, o
porque no querían debilitar la posición abortista.
Indicaba que hacía tres años, un antiguo editor del
Journal of American Medical Association,
el Dr. George Lundberg, decía a un entrevistador que
el aborto y el tabaco eran «temas sensibles» que han
estado durante años en la lista de «intocables»
de
la American Medical Association .
El libro del 2002 del de Veber Institute
for Bioethics and Social Research , con sede en
Canadá, aportó más evidencias sobre el nexo entre
aborto y cáncer
de pecho. « Women's Health After
Abortion » (La Salud de las Mujeres tras el
Aborto) de Elizabeth Ring-Cassidy y Ian Gentiles, se
basa en la información contenida en más de 500
libros y estudios científicos publicados durante los
últimos 20 años.
El
libro observa que, de 14 estudios llevados a cabo en
Estados Unidos, 13 mostraban un aumento en el riesgo
de cáncer de pecho en las mujeres que habían
abortado. A nivel mundial, 27 de 33 estudios
muestran un aumento del riesgo. Un meta-análisis de
1996 sobre estudios ya publicados, llevado a cabo
por el Dr. Joel Brind y el bioestadístico Vern
Chinchilli, recogió datos de 28 informes.
Encontraron que había un aumento del 30% en el
riesgo de cáncer
de pecho tras un aborto. Aunque
aquel estudio levantó fuertes críticas, «
Women's Health After Abortion » observaba que
con el tiempo había sido aceptado. En el 2000 una
revisión del estudio por el Royal College of
Obstetricians and Gynecologists británico
concluía que no tenía errores metodológicos
importantes.
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OTROS DAÑOS QUE PUEDE
HACER EL ABORTO
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El cáncer de pecho no
es el único problema médico asociado al aborto.
«Women's Health After Abortion » informa de
que también se asocia el aborto con el embarazo
ectópico, la perforación uterina, la enfermedad
inflamatoria pélvica, cánceres del sistema
reproductivo, e infertilidad. Existen algunos «elementos
dentro de la institución de investigación y médica
según los cuales
la consideración suprema parece ser
preservar la imagen del aborto como algo simple,
seguro y fácilmente disponible para las mujeres»,
informa el libro. «Si existe un derecho a elegir,
también existe un derecho a saber», añade.
Otro problema es el impacto del aborto en los embarazos
que vengan después. La lesión de la cérvix puede
llevar a abortos espontáneos tardíos, y el daño al
útero puede crear problemas en la implantación de
embarazos futuros. También es resultado del aborto
el nacimiento prematuro, como testifican 20 estudios
llevados a cabo en siete países desde 1973 a 1999.
Uno o más abortos inducidos pueden conducir a un
aumento de más del 30% de la posibilidad de
nacimientos prematuros. Los nacimientos prematuros
tienen lugar no sólo por el daño físico
al sistema
reproductivo, sino también por las infecciones a que
dan lugar los abortos.
También se ha encontrado un nexo entre el aborto y los
embarazos ectópicos, cuya incidencia ha aumentado
notablemente en los últimos años. Cinco estudios
revisados en el libro muestran que hay un aumento de
2 a 13 veces en el riesgo de embarazo ectópico tras
un aborto inducido. También se ha detectado un
aumento en los índices de infertilidad y aborto
espontáneo entre las mujeres que han abortado sin
haber dado antes a luz, dice el libro.
El peligro a la salud puede llegar al punto
de causar la muerte. El libro observa que hay
dificultades significativas en la obtención de
estadísticas fiables sobre este tema debido a las
inconsistencias en el registro de la información.
Sin embargo, se citan datos de Finlandia, que
mantiene un cuidadoso registro de nacimientos,
muertes y abortos.
El
índice de mortalidad materna es cuatro veces más
alto, tras el aborto, para
las mujeres que han
abortado en comparación con las que dan a luz,
alcanzando un 100,5 por cada 100.000 mujeres. Esto
contradice la idea ampliamente repetida de que el
aborto es más seguro que el parto. Los datos
finlandeses también muestran que las mujeres que
tienen un aborto inducido tienen tres veces más
propensión al suicidio, durante el año posterior,
que las mujeres que dan a luz.
Otro libro que recoge muchas referencias sobre el tema
del aborto y la salud es el de Thomas Strahan «
Detrimental Effects of Abortion: An Annotated
Bibliography with Commentary » (Efectos
Perjudiciales del Aborto: Una Bibliografía Anotada
con Comentario). La tercera edición, publicada en el
2001
en Acorn Books en asociación con el
Elliot Institute , contiene más de 1.200
referencias bibliográficas agrupadas en 140
categorías.
El daño del aborto no se limita a los
efectos físicos. El trauma psicológico puede afectar
a las mujeres durante muchos años tras un aborto.
Uno de los últimos estudios que examinan esta
cuestión es el de Teresa Burke, fundadora de
Rachel's Vineyard , organización de asistencia
curativa tras el aborto, llevado a cabo en
colaboración con David Reardon, director del
Elliot Institute . En su libro, « Forbidden
Grief: The Unspoken Pain of Abortion » (Pena
Prohibida: el Dolor no manifestado del Aborto),
relatan los traumas sufridos por muchas mujeres, y
ofrecen consejo sobre cómo superar estos problemas.
Muchas mujeres, observa el estudio, ni anticipan ni
entienden la severidad de los problemas que pueden
llegar a sufrir. El aborto no puede simplemente «hacer
retroceder el reloj», haciendo volver a las mujeres
al momento anterior a estar embarazadas, explican
los autores. Mientras puede tener un sentido de
liberación a corto plazo, un aborto siembra semillas
de problemas a largo plazo.
El
aborto, explica el libro, toca tres temas centrales
del concepto que tiene de sí misma una mujer: su
sexualidad, su moralidad y su identidad maternal.
También implica la pérdida de un hijo. «Pocas
mujeres identifican todos estos problemas antes de
abortar», escriben los autores. Estos problemas sin
resolver suelen salir a la superficie más adelante,
afirman.
Un factor que contribuye a estos problemas es que la
mayoría de los consejeros de las clínicas abortistas
promueven la falsa expectativa de que, con el aborto,
hay pocos riesgos psicológicos, si no ninguno. Una
razón de esto, afirman los autores, es el interés
financiero de la clínica en vender los abortos. El
verdadero precio de la intervención, trágicamente,
puede no ser evidente hasta que es demasiado tarde.
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EL DAÑO PSICOLÓGICO |
Por si esto fuera poco, el
aborto también daña profundamente física y
psicológicamente a la mujer y hasta puede acarrearle
la muerte.
Entre las complicaciones
físicas del aborto en la mujer están las infecciones,
las hemorragias, las complicaciones debido a la
anestesia, las embolias pulmonares o del líquido
amniótico, también perforaciones, laceraciones o
desgarres del útero.
Estadísticamente hablando,
se estima que el riesgo inmediato de dichas
complicaciones es de un 10%, pero el de las
complicaciones a largo plazo es entre el 20 y el
50%.
Además de las complicaciones físicas, las mujeres
sufren lo que ya se ha identificado como el "síndrome
post-aborto" y sus efectos incluyen sentimientos de
culpa, angustia, ansiedad, depresión, baja
autoestima, insomnio, neurosis y de enfermedades
psicopáticas, tendencia al suicidio o pesadillas.
La Real Academia de Obstetricia de Inglaterra
informan que las probabilidades de problemas
psiquiátricos graves y permanentes después de un
aborto pueden alcanzar hasta el 59% de las madres.
La Organización Mundial de la Salud por su parte
informa que las mujeres que se practican abortos por
razones psiquiátricas son precisamente las que
corren mayor riesgo de problemas mentales una vez
realizado el aborto. Muestran que las mujeres que se
han practicado un aborto por razones de violación,
incesto o salud, tienen aún más probabilidades de
sufrir problemas emocionales y psiquiátricos severos
que las que se lo han practicado por razones
socioeconómicas.
Fuente:
comiteprovida.org
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