Cuando un medico hace su juramento dice:Y ME
SERVIRÉ, según mi capacidad y mi criterio, del
régimen que tienda al beneficio de los enfermos,
pero me abstendré de cuanto lleve consigo
perjuicio o afán de dañar. (en el aborto
asesinan a un ser humano)
Y NO DARÉ ninguna droga letal a nadie, aunque me
la pidan, ni sugeriré un tal uso, y del mismo
modo, tampoco a ninguna mujer daré pesario
abortivo, sino que, a lo largo de mi vida,
ejerceré mi arte pura y santamente."
Como ven el aborto existe desde épocas remotas y
por eso Hipócrates hacia jurar que no se daría
ningún abortivo que en esa época eran plantas
abortivas.
Una mujer puede no saber lo que hace, pero un
medico sabe muy bien, que esta asesinando a un
ser humano en formación.
DIOS DICE:
Por cierto, de la sangre de
ustedes yo habré de pedirles cuentas, a todos los animales y a
todos los seres humanos les pediré cuentas de la
vida de sus semejantes.
Si alguien derrama la sangre de un ser humano,
otro ser humano derramará la suya, porque el ser
humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.
En cuanto a ustedes, sean fecundos y
multiplíquense; sí, multiplíquense y llenen la
tierra.Genesis 9:5-7
La sangre de millones de inocentes, claman justicia a DIOS y sin duda, DIOS todo
lo ve, todo lo sabe y es un juez justo. Nadie escapa a la justicia de DIOS.
TESTIMONIOS DE QUIENES PRACTICARON EL ABORTO
"Yo exterminé a un pueblo:
1.600 abortos en 4 años" |
Un ginecólogo de Palermo, que trabajaba en
una clínica abortista
cambió al nacer su hijo
En su departamento le habían puesto de mote
Herodes. Apenas terminó los estudios de
ginecología , le pusieron una cuchara en la
mano, porque en aquel campo el puesto de
trabajo se encontraba con mucha más
facilidad, y comenzó a practicar
interrupciones voluntarias del embarazo en
un hospital público.
Pero un día de hace cuatro años, hizo por
primera vez la experiencia en una sala de
partos, y el primer llanto de un niño le
marcó profundamente. La mirada de la madre,
que observaba a su bebé recién nacido sobre
su abdomen, al final de sus esfuerzos, no ha
podido nunca quitárselo de la cabeza.
Salvatore Piscopo, 32 años, ginecólogo en el
departamento de obstetricia y ginecología del
Instituto materno infantil de Palermo, ha
redescubierto la emoción del nacimiento,
tras tantos años dedicados a matar. En aquel
período estaba yo archivando los informes
sobre las "interrupciones voluntarias del
embarazo", y me di cuenta de una realidad
sobrecogedora —relata fijando en el vacío
sus ojos verdes, como escudriñando el
pasado—. En un año había practicado 400
abortos, 1.600 en cuatro años. Era como si
hubiera exterminado un pueblo entero.
CONMOVEDORA HISTORIA DE MÉDICO ABORTISTA BRASILERO CONVERTIDO
RIO DE JANEIRO,
2 Feb. 01 (ACI).- En un testimonio a la
emisora radial Rainha da Paz, un médico
brasileño que efectuó durante años el aborto
relató su dolorosa e intensa experiencia de
conversión, iniciada luego de la muerte de
su hija.
El médico comentó que es el único hijo
hombre de una familia humilde del interior
de Minas, y que "con sacrificio y unión" fue
el único que tuvo la oportunidad de
estudiar, "pues mis hermanas no terminaron
la enseñanza secundaria".
"Mi madre era una simple costurera que
trabajaba hasta las madrugadas para ayudar a
mi padre. Mi padre era una guardia nocturno.
Por eso se pueden imaginar el sacrificio que
hicieron para tener un hijo médico. Luego
escogí la ginecología y la obstetricia",
afirmó.
"Entre las mayores dificultades enfrentadas
como médico recién formado, choqué con la
realidad de lo que es mi profesión. En un
largo tiempo los médicos se vuelven ricos, y
yo quería más, quería enriquecerme y tener
más dinero. Fue así como violé el juramento
que hice cuando me formaba para dar la vida,
para salvar la vida. Ayudé a muchos niños a
venir al mundo, pero también a muchos de
ellos no les permití nacer y me enriquecí
escondido tras la máscara de la vitalidad",
agregó el médico.
Sobre su vida abortista, el experto explicó
que "puse un consultorio que en poco tiempo
se convirtió en el más visitado de la
región. Y saben ¿qué es lo que hacía?:
abortos. Y como todos los que cometen el
crimen, me decía a mi mismo que todas las
mujeres tienen el derecho de escoger y que
era mejor que sean ayudadas por un médico
para no correr los riesgos de ir a una
clínica clandestina donde los índices de
muertes son alarmantes".
"Y fue así, en un ciego e inhumano oficio de
medicina, que construí una familia con
muchos bienes, muy rica y que nada le
faltaba. Mis padres murieron con la ilusión
de que su hijo era un doctor bien logrado,
exitoso. Crié a mis hijas con el dinero
manchado con la sangre de inocentes y fui el
más despreciable de los humanos. Mis manos,
que debieron ser bendecidas para la vida,
trabajaron para la muerte", agregó.
Entrando al tema de su conversión, el médico
explicó emocionado que "sólo paré cuando
Dios en su sabiduría infinita, rasgó mi
conciencia e hizo sangrar a mi corazón con
la misma sangre de todos los inocentes que
no dejé nacer. Mi hija menor, Leticia, dejó
de respirar por una infección generalizada
luego de haberse sometido a un aborto. Ella,
de 23 años de edad, salió embarazada y buscó
el mismo camino de tantas otras que me
fueron a buscar: el camino del aborto. Y
sólo supe de esto cuando ya nada se podía
hacer".
"Al lado del lecho de muerte de mi hija, vi
las lágrimas de todos esos angelitos que yo
maté. Mientras ella esperaba la muerte, yo
agonizaba junto a ella. Fueron seis días de
sufrimiento para que en el sétimo día ella
partiese hacia el encuentro con su hijo, al
cual un médico asesino le impidió nacer",
comentó.
"Cansado por las noches que pasé al lado de
mi hija, yo soñé que andaba por un lugar
absolutamente oscuro y muy húmedo, en el que
quería respirar pero no podía, yo quería
salir desesperadamente pero fui envuelto por
un lugar en donde el estruendo me dejaba
atónito. Eran los llantos dolidos de los
niños que en mi pensamiento, como si un rayo
me cortase por la mitad, veía en mi
entendimiento: los llantos eran de dolor,
eran los lamentos de los angelitos que yo no
dejé nacer. Era la triste consecuencia de
mis actos sin pensar, esos llantos que
gritaban ¡asesino!, ¡asesino!", afirmó el
médico.
"Asustado para salir de aquel lugar, pasé mi
mano por mi rostro para secar mi sudor y mis
manos se mancharon de sangre! Aterrorizado
grité con toda la fuerza que me quedaba un
pedido de perdón: ¡Dios me perdone! Sólo así
logré respirar nuevamente y me acordé de que
era tiempo de acoger y valorar el último
respiro de mi hija, que murió por las
consecuencias de la infección que le
produzco el aborto. Yo sé eso a través de mi
sueño", agregó.
El experto comentó que "Dios me hizo
entender que a partir del momento de la
fecundación del óvulo existe vida, por lo
que entendí que soy un asesino. No sé si
algún día Dios me va a perdonar, pero para
restar mi culpa y mi dolor, vendí mi
consultorio y todos los bienes que conseguí
con la práctica del aborto y con ese dinero,
construí una casa de amparo para madres
solteras y me dedico hoy a atender y
practicar ¡una medicina de verdad!".
"Hoy soy médico de los pobres, de los
desamparados y desvalidos, y los niños que
vienen al mundo a través de mis manos son
hijos que adopto pues sé que tengo una sola
misión: traer la vida al mundo y dar
condiciones para que los niños tengan un
lugar feliz donde el padre es Jesús. Recen
por mí, recen para que Dios tenga piedad de
mí y me perdone, porque tengo la seguridad
de que participaré del juicio final",
concluyó.
|
El Dr. David Brewer
El Dr. David Brewer, recuerda que cuando
observó su primer aborto sintió una cierta
convulsión. Según veía la materia
ensangrentada bajar por el tubo de plástico
y caer dentro del depósito, verificó que el
aborto había sido completo. Poniendo el
contenido sobre una toalla, el Dr. Brewer
miró fríamente los llamados "tejidos" y pudo
reconocer el pequeño omóplato con su
bracito, algunas costillas y el pecho.
También vio una pequeña cabecita, un pedazo
de pierna y una mano diminuta. " Fue como si
me hubieran traspasado con un hierro
ardiente", dijo el Dr. Brewer. Por aquel
entonces el Dr. Brewer no era cristiano pero
si tenía conciencia y le molestaba. Sin
embargo, hizo lo que muchos hacen con
respecto a muchas cosas de la vida - nada.
Cuando más adelante le llegó la hora de
ejecutar su primer aborto, su corazón ya se
había endurecido. Durante esos años practico
numerosos abortos salinos - provocando
partos de lo que él llamaba "bebés como
manzanas cocidas" - quemados y llagados por
los efectos de las soluciones salinas. Pudo
ver como algunos de esos bebés de cuatro y
cinco meses luchaban y pateaban durante
algún tiempo antes de morir; pero ya no le
importaba.
FUENTE:
vidahumana.org
|
El Dr. MacArthur Hill
El Dr. MacArthur Hill fue entrenado para
ejecutar abortos en el ejército. Este hombre
de aspecto amable y simpático dijo ante el
micrófono en nuestra segunda "Conferencia de
Proveedores de Abortos": "Quiero proclamar
que soy un asesino". Luego añadió: "Le he
quitado la vida a bebés inocentes y los he
arrancado de los úteros maternos con una
potente bomba de vacío. Cuando eran
demasiado grandes para poder usar este
método, inyectaba una solución concentrada
de sales en el saco amniótico para
envenenarlos lenta y dolorosamente".
Al principio, practicar abortos durante el
primer trimestre era fácil, porque el
procedimiento es el mismo que se usa en el
malparto. Pero durante su segundo año como
médico residente Hill tuvo que hacer la
rotación en patología y allí vaciar el
contenido de los depósitos para buscar los
miembros de los fetos destrozados entre una
masa de tejidos humanos. Entre esos restos
se identificaba claramente el cuerpo de un
pequeño ser humano despedazado y mutilado;
se sintió desasosegado pero continuó con los
abortos. En algunos casos los bebés
abortados eran mayores que los nacidos
prematuramente que se hallaban en las
incubadoras de la sala de cuidados
intensivos..
El Dr. Hill comenzó a tener pesadillas. Una
era frecuente, en ella atendía un parto
normal y mostraba el bebé a un jurado de
personas sin cara. Con los pulgares hacia
arriba o hacia abajo indicarían lo que
tendría que hacer con él. Los pulgares hacia
abajo sería la señal para arrojarlo a un
cubo lleno de agua. Nunca llego a arrojarlo
porque siempre se despertaba en ese momento.
Hill dejó de practicar abortos durante el
segundo trimestre del embarazo pero continuó
practicándolos en el primero. Cuando comenzó
su práctica privada continuó con los abortos
con excepción de los que consideraba de
simple elección privada; pero siempre
encontraba una razón médica o alguna otra
excusa.
FUENTE:
vidahumana.org
Nita Whitten
Una mujer de Texas que declaró sus
experiencias con el aborto -la personal y la
profesional- fue Nita Whitten. Una feminista
liberal, Whitten trabajaba como secretaria,
asistente y contable del conocido abortador
Curtis Boyd. Whitten informa que los que
abortan solo lo hacen por el dinero. Dicho
doctor trajo a su firma un director de
publicidad para entrenar a sus empleados en
cómo vender abortos por teléfono. Nita se
dio cuenta que su perspectiva ante la vida
había comenzado a cambiar desde el momento
en que comenzó a trabajar en esa clínica. No
le podía decir a su familia lo que estaba
haciendo, porque se escandalizarían. Llegó
al extremo de caer en una depresión, se
volvió adicta a las drogas y hasta pensaba
en el suicidio. Gracias al amor y a las
oraciones de alguien que trabajaba con ella,
Whitten tuvo una conversión total y dejó
definitivamente la industria del aborto
completamente
FUENTE:
vidahumana.org
|