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TESTIMONIOS DE SOBREVIVIENTES DEL ABORTO |
Cuando DIOS dice: "VIVIRÁS" absolutamente
nada puede cambiar su voluntad.
El grave problema de la humanidad es que los
hombres se creen dioses que pueden
determinar la vida y la muerte.
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Personas que sobrevivieron al Aborto |
Testimonio de Sara Smith
Sara Smith tiene 23 años y
quiere vivir la vida a 100 por hora. Hacerlo
todo dos veces, hacer que el día tenga,
ojalá, 48 horas. Decidió vivir así cuando
supo que su madre se había practicado un
aborto estando embarazada de ella y de un
hermano gemelo. Ese hermano no sobrevivió y
Sara siente que es su deber compartir con él
el increíble milagro de ser una
sobreviviente del aborto.
Sara: "Los dos estábamos en un útero pequeño
que fue raspado de arriba a abajo. Le
quitaron la vida y yo todavía seguía ahí
dentro. Perdí casi todo el líquido
amniótico, pero seguía viva. Varias semanas
después pude patear el vientre de mi madre y
ella me sintió y decidió no practicarse un
segundo aborto, decidió darme la vida.
Betty Smith, madre de Sara: Todo lo que yo
sabía es que había sentido a esa niña
moverse, tal vez eran sus brazos o sus
costillas, pero era una vida, estaba viva,
era una persona viva. Y cuándo el médico se
ofreció para abortarla, dije que no, con la
misma fuerza con que la primera vez había
dicho que sí. Estaba viva era una vida y
nada iba a detenerla.
Sara nació prematura, con las piernas
cruzadas sobre el pecho y las caderas
dislocadas, vivió en hospitales hasta los
dos años y medio y antes de sus 14 años ya
la habían operado treinta veces. Fueron los
primeros capítulos de una historia
increíble, vividos en el silencio
inquietante que todavía inspiran en muchos
médicos sus recuerdos y sus miradas. Sus
ojos son de algún modo la mirada de 18
millones de niños que han muerto antes de
nacer desde que se legalizó el aborto en los
Estados Unidos. Su historia es la historia
que para otros no pudo ser, en este país
donde lamentablemente está permitido abortar
desde los primeros días del embarazo hasta
un minuto antes del parto. Un país de
familias pequeñas, donde tener muchos hijos
puede llegar a ser mal visto, donde un sexto
embarazo, como el que afrontó la madre de
Sara, puede llevar a una decisión que nunca
antes pasó por su mente.
La madre de Sara: Me habían dicho que era
muy egoísta, que era como una coneja, que
maltrataba a mis hijos, que estaba
quitándoles oportunidades a otros niños, que
estaba desequilibrando al mundo por tener
tantos hijos. Se burlaban de mí y cuando
venían las esposas de otros amigos a la
casa, y mis hijos se despertaban de la
siesta, ellas decían: 'Miren, aquí vienen
los conejitos saliendo de su madriguera', y
eso me daba pena, y algo se desencadenó en
mí esa noche. Todavía lo recuerdo y formulé
un decidido voto: 'Nunca tendré otro niño'.
Cuando le dije a mi esposo que quería
practicarme un aborto, él no me respondió
nada; fijé la cita, él me llevó al hospital
y se fue a la casa. Yo pasé la noche allí y
me practicaron el aborto al otro día.
El aborto fue rápido, el médico reconoció
los restos de un feto y dio por terminada su
tarea, era el cuerpo del hermano de Sara,
hoy lo recuerdan con una lápida sobre una
tumba vacía.
Sara: Tuve la oportunidad de diseñar esa
lápida, que dice su nombre completo 'Andrew
James Smith, hermano gemelo de Sara'. Porque
yo quería ver nuestros nombres allí. Porque
pude haber sido yo, debí haber sido yo. Así
que cada vez que voy, pienso en cuánto lo
necesito, en que es parte de mi vida. Aunque
nunca llegué realmente a conocerlo, pienso
en cuánto ansío llegar a conocerlo, decirle
todo lo que quiero decirle, cosas así.
La madre de Sara: Si tan sólo hubiera sabido
que no era un puñado de células como yo
creía, si tan sólo lo hubiera sabido, creo
que no me habría hecho el aborto. Pero si
usted me pregunta por qué yo creía eso
habiendo tenido cinco niños, probablemente
[hubiera respondido] porque eso es lo que yo
quería creer.
A los nueve años, mucho antes de saber la
verdad de lo ocurrido, Sara gastó sus
ahorros en comprar estas dos figuras [de un
niño y una niña]. Ella lo sabía, yo creo que
en su subconsciente ella lo supo todo el
tiempo.
Sara: Cuando lo supe fue para mì un trauma
terrible. Pero aunque sonara espantoso, para
mí tenía sentido, yo sentía que algo me
faltaba; pienso que como gemelos podían
separarnos físicamente, pero siempre sentiré
su ausencia.
Sara y su madre viven solas y viajan por
todo el mundo en una constante campaña anti
aborto que se ha ido convirtiendo en una
especie de exorcismo para espantar a los
fantasmas que aún permanecen entre ellas.
Sara: A veces la gente me pregunta si odio a
mi madre o si estoy molesta con ella porque
me arrebató a mi hermano. Y yo les digo que
he visto el dolor por el que ella ha pasado;
me ha dicho tantas veces: '¡Perdón Sara,
perdón, Dios quería que tuvieses a tu
hermano gemelo y yo lo impedí, y traté de
quitarte a ti también del medio'. Yo no
tengo derecho a cargarle más sentimiento de
culpabilidad sobre sus espaldas.
Así que Sara decidió quitarle tiempo al
pasado y exprimir el máximo al presente. Con
la urgencia que sólo conocen por la
experiencia los que han llegado al límite de
la supervivencia, cada minuto libre que le
deja su carrera de medicina ya tiene un
objetivo.
Sara: Acabo de recibir una notificación de
la Madre Teresa de Calcuta, que quiere
conocerme, pasar algún tiempo conmigo, y
posiblemente trabajar juntas. Estoy
escribiendo un libro. Este verano voy a
estudiar música, estoy haciendo de todo. Se
me abren muchísimas puertas.
La vida en sí es una aventura. Día a día no
sabes lo que va a suceder, puede cambiar en
dos minutos o en una hora, tan solo hay que
caer en la cuenta de que todos y cada uno de
nosotros estuvimos en el seno de una madre,
que pudimos haber sido eliminados, pero no
lo fuimos, sino que nos dieron la vida como
un regalo. Si tan solo las personas se
dieran cuenta de lo especial que son.
Fuente:Texto del programa transmitido por el
canal 13 de televisión católica en Santiago,
Chile, 1994.
Usted puede ponerse en contacto con la Srta.
Sarah Smith por medio del Sr. J.T. (John
Timothy) Finn, Pro-Life America.
Fuente: vidahumana.org
Sara Smith y su Mamá Betty
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Testimonio de Gianna Jensen
Mi nombre es Gianna
Jessen. Tengo 19 años de edad. Soy
originaria de California pero ahora
resido en la ciudad de Franklin, en
Tenesee. Soy adoptada y sufro de Palasia
Cerebral. Mi madre biológica tenia 17
años y 7 meses y medio de embarazo
cuando decidió abortarme por el proceso
de inyección de agua con sal. Yo soy la
persona que ella aborto. Viví en vez de
morir.
Afortunadamente para mi, el abortista no
estaba en la clínica al yo nacer a las
6:00 AM del 6 de Abril de 1977. Me
apresuré; no esperaban mi aborto hasta
las 9 AM, cuando el abortista llegaba a
su oficina. Estoy segura que si el
hubiera estado allí, yo no estaría aquí
hoy, ya que su trabajo es terminar la
vida, no sostenerla. Hay quien dice que
soy un "aborto fracasado", el resultado
de un trabajo mal hecho.
Hubo varios testigos de mi entrada a
este mundo. Mi madre biológica y otras
muchachas jóvenes que también esperaban
en la clínica su turno para abortar
fueron las primeras en saludarme. Me
dicen que este fue un momento lleno de
histeria. Luego hubo una enfermera que
aparentemente llamo al servicio medico
de emergencia. Estos me llevaron al
hospital; donde permanecí casi tres
meses.
No había mucha esperanza para mi al
principio: pesaba solamente 3 libras
(6.6 KG) . Hoy día niños aun mas
pequeños han sobrevivido. Un doctor dijo
que yo tenia un gran deseo de vivir y
que luchaba por mi vida.
Eventualmente pude salir del hospital y
fui colocada bajo el cuidado de familias
adoptivas. Me diagnosticaron la palasia
cerebral como resultado del aborto. Le
dijeron a mi madre adoptiva que era muy
dudoso que yo alguna vez siquiera
pudiera gatear o caminar. No me podía
sentar por mi misma. A través de la
oración y dedicación de mi madre
adoptiva, y mas tarde de mucha otra
gente, eventualmente aprendí a sentarme,
a gatear y a pararme. Con la ayuda de
soportes en las piernas logre caminar un
poco antes de cumplir los 4 años.
Diana De Paul, la hija de mi madre
adoptiva, me adopto legalmente unos
meses mas tarde; el departamento de
servicios sociales no lo permitió antes.
He continuado con terapia, y después de
4 cirugías ahora puedo caminar sin
ayuda.
No es siempre fácil; a veces me caigo,
pero he aprendido a hacerlo con gracia
después de 19 años.
Estoy contenta de estar viva. Casi morí.
Cada día le doy gracias a Dios por la
vida. No me considero un producto
secundario de la fecundación. un montón
de células, o ninguno de los títulos
dados a los niños antes de nacer. No
creo que ninguna persona concebida es
ninguna de esas cosas. He conocido a
otros sobrevivientes de aborto y todos
están agradecidos por la vida. Hace solo
unos meses conocí a otra sobreviviente
de un aborto por inyección salina. Su
nombre es Sara y tiene dos años. Ella
también sufre de palasia cerebral, pero
su diagnostico no es bueno. El
abortista, además de inyectar a la
madre, también inyecta al bebe. Sara
recibió la inyección en la cabeza; yo vi
el lugar donde la inyectaron. Al hablar
lo hago no solo por mi, sino también por
otros que, como Sara, aun no pueden
hacerlo y por los sobrevivientes. hoy
día un niño es un niño solo cuando es
conveniente. Es otra cosa cuando el
momento no es el adecuado. Un niño sigue
siendo un niño si la madre sufre un
accidente a los dos, tres o cuatro
meses. Cuando es abortado, es llamado un
montón de células. ?Que es eso? Yo no
veo diferencia alguna? Que ven ustedes?
Muchos cierran sus ojos.... Lo mejor que
tengo para enseñarles a defender la vida
es mi propia vida. Ha sigo un gran
regalo. La matanza no es la solución a
ninguna duda o situación. ?Muéstrenme
como puede serlo!
Hay una frase grabada en el techo de uno
de nuestros edificios que dice:
" Lo que es malo en lo moral, lo es
también en lo político" Estamos
derramando la sangre del inocente.
América esta destruyendo su futuro. Toda
vida es de gran valor. Es un regalo que
debemos recibir con gozo, y debemos
cuidar el regalo recibido.
"Debemos honrar el derecho a la vida".
Fuente: mscperu.org
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Gianna Jessen
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Testimonio Patricia Case
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Hace 45 años, los padres de Patricia querían
divorciarse, según la ley para poder hacerlo
debían estar un año completo separados
físicamente, antes de que se les concediera
el divorcio. Poco antes de cumplirse el
plazo, aquella mujer quedó embarazada, con
lo que resultaba imposible demostrar el año
de separación total.
Patricia: Trató de abortarme.... varias
veces, porque ella no me quería, yo era un
obstáculo para su divorcio." Después del
tercer intento fallido, Patricia nació y fue
adoptada. Llevó una vida normal junto a su
familia hasta 1985, cuando por una larga
pero inexplicable sensación de rechazo
intentó suicidarse.
Patricia: En la etapa de mi rehabilitación,
hablé con mi madre adoptiva sobre las cosas
que estábamos tratando con mi terapeuta y
entonces fue cuando me habló de los intentos
de aborto. Me dijo que cuando era pequeña yo
rechazaba a la gente, no me dejaba abrazar,
ni acariciar. Creo firmemente que muchos de
mis problemas tienen que ver con el rechazo
que sentía de mi madre biológica, mientras
yo estaba en su vientre.
Después de su experiencia, Patricia llegó a
la conclusión de que ningún problema es en
realidad demasiado grande, como la larga
cesantía de su esposo que les obliga a
trabajar en cualquier cosa, incluso los
domingos; ni la angustia de muchas mujeres
como su madre.
Patricia: Si todos los niños que se abortan
en los Estados Unidos en un año fueran
entregados en adopción, todavía quedarían
500,000 parejas en espera.
Informe sacado de: vidahumana.org
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Testimonio de "Rivanolito"
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Rivanolito es el sobrenombre por el cual
muchos conocen a este joven de 15 años en un
gran hospital de Cuba. Se trata de un joven
común y corriente, excepto por el detalle de
su sobrenombre.
Ocurrió que la madre de este joven tenía más
de 35 años de edad e hijos ya mayores cuando
tuvo este embarazo. Por todo esto, y por la
posibilidad de que el niño presentara alguna
malformación congénita u otra anomalía como
el Síndrome de Down, el médico aconsejó el
aborto. Fue así que la madre decidió
someterse al Rivanol, un método de
interrupción tardía del embarazo que
consiste en administrar a la embarazada, a
través del cuello del útero mediante una
sonda, una sustancia de color amarillo
mostaza llamada Rivanol, la cual produce
fuertes contracciones y provoca la expulsión
del niño fuera del claustro materno. Con
frecuencia este nace vivo y llorando.
Pero sucedió que el día que esta señora fue
sometida al método, la enfermera habitual de
esa sala no fue a trabajar y en su lugar se
encontraba otra que no tenía experiencia en
esta clase de trabajo. Fue así que cuando la
enfermera vio que la mujer expulsó "el
producto de la concepción" (que es como en
ese medio se les llama a los niños
abortados) y escuchó su llanto, no hizo lo
habitual en estos casos, que es abandonar al
niño para que por su inmadurez pulmonar
muera rápidamente. Enternecida por su
llanto, corrió con él en brazos al
Departamento de Cuidados Intensivos de
Neonatología donde, casualmente, se
encontraba de guardia un médico pro vida que
dio al niño el tratamiento adecuado.
Rivanolito es hoy un adolescente que asiste
a la escuela secundaria, sólo padece asma en
grado leve y continúa atendiéndose con el
médico que le salvó de la muerte.
Fuente: La persona que dio este testimonio
prefiere mantenerse en el anonimato
Informe sacado de: vidahumana.org
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Sobreviviente de un aborto de succión y curetaje
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A Tina, la madre de Heidi, le dijeron que su
vida sería un desastre si tenía un bebé a
los 17 años. No le dieron ninguna otra
opción fuera del aborto.
Cuando el aparato de succión empezó a
funcionar, Tina recuerda que su cuerpo
comenzó a temblar. Sentía que le arrancaban
las entrañas. Le dijo a la enfermera: "¡Me
estoy muriendo!". El abortista respondió:
"Vacíe la vejiga".
Luego vino la cureta, un cuhillo curvo que
se usa para raspar el útero y sacar los
restos del bebé por nacer. Una vez que
pensaron que el aborto estaba terminado, la
sorprendida enfermera le dijo a Tina: "No
estás sangrando". Luego le dio antibióticos
y la envió a su casa.
Después de dos meses de estar enferma, Tina
le informó a su médico de cabecera acerca
del aborto. El médico la examinó
cuidadosamente y le dijo que el aborto había
fracasado.
Debido a las complicaciones, el médico le
practicó una cesárea de emergencia a las 38
semanas y como resultado nació una bella
niña que pesaba 3 libras y 3 onzas y que
medía 15 pulgadas de largo. El médico de
Tina le puso el nombre de "la bebé milagro".
Hoy Heidi es una bella adolescente llena de
energía, a quien le gustan las fiestas y
comer pizza. Sin embargo, también es capaz
de hablar con serenidad ante concurridas
audiencias a través de los Estados Unidos.
Junto a su madre, también pasa muchas horas
ante las clínicas de aborto, pidiendo
encarecidamente a las mujeres que no entren
a estos centros de matanza donde, durante
los últimos 20 años, se han destruido la
vida de más de 30 millones de bebés en los
Estados Unidos.
Fuente: Heidi Huffman. She Survived a
Suction Curettage Abortion." Hispanics for
Life, P.O. Box 9086, Torrance, CA
Informe sacado de: vidahumana.org
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"Destinada a nacer"
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Como voluntaria de la organización
Birthright ("Derecho a Nacer"), que ayuda a
las mujeres embarazadas en situaciones
críticas, había realizado cientos de pruebas
de embarazo en adolescentes. Pero cuando
tuve que hacérsela a mi propia hija, Kristen,
de 17 años, tenía un nudo en la garganta. El
examen dió positivo y mi hija comenzó a
llorar.
Durante los próximos días utilicé toda mi
experiencia para aconsejar a Kristen. Le
dije que la ayudaríamos con el bebé, pero no
con el aborto. Me dijo que no se practicaría
el aborto, que quizás la adopción era lo
mejor en su caso.
Pero luego su comportamiento empezó a
cambiar. Se volvió callada y distante. Yo
sabía que alguien estaba tratando de hacerle
cambiar de decisión y tenía que saber quién
era. Pronto me enteré.
Resultó ser que mi hija, aconsejada por una
"amiga", había llamado a Planned Parenthood
(Paternidad Planificada) [la filial de la
IPPF en EE.UU., la organización más
abortista del mundo]. Allí le dijeron que
ella era lo suficientemente grande como para
tomar sus propias decisiones, que un bebé
cambiaría su vida para siempre, que ellos la
"apoyarían" y, lo peor de todo, que en todo
caso no necesitaba el consentimiento de sus
padres.
Kristen decidió entonces practicarse el
aborto. Nuestra oración se volvió más
profunda y desesperada. El día de la cita
salió de la casa en silencio, retraída y con
la mirada vacía. Nuestro hogar parecía una
tumba.
Cuatro semanas después, regresó histérica de
su chequeo en la oficina de Paternidad
Planificada. Le dijeron que todavía estaba
embarazada. El aborto había fracaso. Sus
"amigos" de Paternidad Planificada estaban
atemorizados e intentaron darle una cita
para otro aborto, pero Kristen se fue
corriendo y regresó a casa.
Yo misma intenté hablar con el personal de
Paternidad Planificada, pero nadie quiso
atenderme.
Luego fuimos a un ginecólogo para comprobar
el estado del bebé. Era una niña. Mi hija me
dijo: "Escuché los latidos de su corazón.
¡Esta viva!". La vimos moverse por medio del
ultrasonido, parecía estar perfectamente
bien. Pero luego el médico, muy serio, nos
dijo que la bebé tenía varias anormalidades
y le preguntó a Kristen si quería continuar
con el embarazo. Ella le contestó firmemente
que sí. ¡Este hombre también quería ver a mi
nieta muerta!
Luego fuimos a un ginecólogo pro vida,
quien, gratamente sorprendido nos dijo:
"Esta bebita estaba destinada a nacer". Y
efectivamente, Lauren nació pensando seis
libras y en perfecto estado. Cuando
contemplé su rostro por primera vez me vino
a la mente una canción de la iglesia que
dice: "Tu sufriste al morir, compartamos ese
dolor; luego, desafiando la muerte,
seguiremos vivos en la Resurrección".
Fuente: Testimonio de Pat Pulliam, "Lauren
Pulliam: 'Meant to Be'", HLI Reports
(marzo
de 1992): 8-9.
Informe sacado de: vidahumana.org
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Lauren Pulliam al año y cuatro meses
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Sobrevivió el aborto y las mentiras de los
abortistas
Cuando Maggie Muñoz se dio cuenta de que estaba
embarazada, creyó que su única opción era el aborto;
era una madre soltera con cuatro hijos. Sus amigos y
familiares le dijeron que ya tenía demasiados hijos
y que el aborto era la "solución" adecuada.
El ultrasonido reveló que tenía once semanas y
media de embarazo. Le practicaron un aborto de
dilatación y curetaje (D&C) y regresó a casa
sintiéndose enferma y deprimida.
Dos semanas después una empleada de la clínica de
abortos llamó a Maggie y le dijo que el informe del
patólogo indicaba que no todo le había sido retirado
del útero durante el aborto. Regresó a la clínica y
la empleada hizo otro examen de ultrasonido que
mostró una bebé en el útero, ¡todavía con vida! Pero
la empleada le mintió a Maggie diciéndole que lo que
había en el útero era sólo "tejido retenido". Le
dieron una cita para la siguiente semana para un
segundo aborto. Pero Maggie ya no confiaba en el
personal de la clínica y decidió ir a su propio
ginecólogo. Éste le hizo otra prueba de ultrasonido,
¡y le mostró a Maggie su bebita de 15 semanas!
La bebé nació el 18 de mayo de 1992,
completamente saludable y en perfecto estado. Maggie
le da gracias a Dios todos los días por su hija
Fuente: Adaptación de un artículo
publicado en el boletín del Right to Life League of
Southern California (otoño de 1992).
Informe sacado de:
vidahumana.org
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Su hijo sobrevivió el aborto y ahora ambos
protestan ante la
clínica
donde él había sido condenado a morir.
Joshua Vandervelden en un congreso de
sobrevivientes del aborto,
organizado por Human Life International
Cuando Linda Noie lleva a cabo piquetes frente a
la clínica de abortos al lado de su casa, muestra un
letrero que dice: "¡No podemos olvidar a los hijos
abortados!". Y ciertamente Linda no puede olvidar a
su propio hijo, al cual casi abortó: Joshua es un
recuerdo constante.
El 12 de enero de 1979, Joshua era el blanco del
aborto en una clínica del Estado de Wisconsin, EE.UU.
Pero Dios tenía otros planes para él. El abortista
fracasó en su intento de practicar el aborto. Ahora
Joshua se une a su madre para llevar a cabo piquetes
frente a la misma clínica donde antes había sido
condenado a morir.
A través de esta traumática experiencia Linda se
convirtió a la postura pro vida. Cuando le dijeron
que la casa al lado de la clínica de abortos estaba
disponible, Linda le pidió a Dios que la guiara y
sintió que el Señor le decía: "Ahí es donde quiero
que vivas". Linda y Joshua se mudaron y desde
entonces muestran un letrero que dice: "¡No podemos
olvidar a los niños abortados"!
Fuente: Primer Congreso de Sobrevivientes
del Holocausto del Aborto, del 29 de abril al 3 de
mayo de 1992, en Ottawa, Canadá, organizado por
Human Life International.
Informe sacado de:
vidahumana.org
Joshua Vandervelden
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Sobrevive bebe a un aborto
Una bebé de 22 semanas de gestación sobrevivió
por tres horas a un aborto por nacimiento parcial (D
& X) en Cincinnati Ohio.
Después de realizada la primera parte del proceso
aborto por nacimiento parcial, cuya duración aproximada
es de tres días en el Centro Médico de Mujeres en
Dayton Ohio la madre, quien no fue identificada,
experimentó dolores abdominales la mañana siguiente
y fue llevada de emergencia al Hospital de
Cincinnati, donde dio a luz a una niña. "Baby Hope" (Bebé speranza) fue el nombre que le
dio la enfermera Shelly Lowe, una técnica del cuarto
de emergencias del Bethesda North Hospital en
Cincinnati, quien la cargó y le cantó con la
esperanza de que pudiera sobrevivir. Sin embargo la
bebé, nacida prematuramente, no tenía los pulmones
lo suficientemente desarrollados para mantenerse con
vida.
"Esto ciertamente recalca la necesidad de aprobar
inmediatamente la ley para prohibir el aborto por
nacimiento parcial" expresó Lori Viars, presidenta
del Warren Co. Right to Life. "La tragedia aquí es
que ninguna ley fue violada", dijo Lori. Pero los
abogados proabortistas acusaron a los líderes
provida de exagerar las circunstancias emocionales
de los casos particulares para ganar simpatía y
apoyo.
"Es una manera de fomentar la limitación de los
abortos como sea posible" dijo Morris Hudgins,
Ministro del Northern Hill Fellowship cerca de
Cincinnati y miembro de la llamada "Coalición
Religiosa por el Derecho a Decidir", un grupo
proaborto con denominación religiosa.
La ley de "aborto por nacimiento parcial" ha sido
vetada en dos oportunidades por el Presidente Bill
Clinton después de haber sido pasada por el Congreso.
El "aborto por nacimiento parcial" o "dilatación
y extracción" es el proceso por el cual se dilata la
cerviz de la mujer con el fin de provocar un parto
prematuro. En el momento que se consigue la
dilatación necesaria, se introduce una tijera a fin
de realizar un corte en la base del cerebro del feto
y sustraerle la masa cerebral. Este procedimiento se
realiza en el segundo y tercer trimestre de embarazo.
Connie Boyles, enfermera titulada quien cargó a
la recién nacida, expresó: "El trauma emocional
causado en nuestro departamento es profundo y durará
más tiempo que los problemas psíquicos con los que
debemos lidiar diariamente". Y añadió que el
"personal que la cuidó la noche de su nacimiento
está experimentando innumerables emociones, desde la
tristeza y el dolor, hasta la paz por haberla
conformado y cargado hasta que exhaló su último
suspiro".
Nota: La fuente que se utilizó para
escribir esta noticia es "The Pro-Life Infonet",
abril 21, 1999, cuyo servicio de noticias la tomó de
Scripps Howard News Service, Cincinati Post,
Cincinati.
Informe sacado de:
vidahumana.org
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"Cada uno tiene su propia razón de ser...
no importa el ambiente ni las circunstancias
en que fue engendrado."
La mamá de Iván, Nubia Ovando Chávez, que hoy
tiene 48 años, fue violada por su jefe, un abogado
de edad madura, hace 26 años. De esa violación quedó
embarazada.
Su familia la maltrató y la obligó a someterse a
un aborto. Incluso, la hacían dormir en el suelo. La
sometieron a maniobras abortivas cuando estaba muy
próxima al cuarto mes de gestación. Sin embargo, no
lograron que se produjera el aborto. En ese
intervalo, Nubia sintió los primeros movimientos de
su bebé y no permitió una ulterior intervención,
pues desde ese momento amaba al niño profundamente.
Decidió tener a su hijo a pesar del repudio de su
familia y, estando embarazada, se casó con su novio,
quien aceptó sus circunstancias y reconoció al niño
como suyo, dándole su apellido.
Iván Solórzano Obando nació el 26 de noviembre de
1966. Tenía una lesión en la pierna izquierda que la
madre atribuye a los intentos abortivos, lesión que
requirió cirugía ortopédica cuando tuvo dos años de
edad. Nubia todavía sufre por ello, pues Iván quedó
cojeando de esa pierna. Posteriormente Nubia tuvo
seis hijos más, pero dice que Iván es el que está
más cerca de su corazón.
Cuando Iván cumplió los 17 años, Nubia le contó
su historia. El muchacho quedó profundamente
impresionado y confuso. Experimentó un rechazo hacia
su madre, al mismo tiempo que se negaba a creer que
estuvo a punto de ser abortado. Desde entonces
empeoró su relación familiar y discutía con su madre
cuando ésta trataba de orientarlo, preguntándole por
qué se preocupaba tanto por él en ese momento cuando
en el pasado intentó abortarlo. Gracias a Dios, hoy
en día ha mejorado bastante su relación con ella,
desde que le hemos tratado.
Iván piensa que "cada uno tiene su propia razón
de ser y que cada ser humano tiene el derecho a la
vida, no importando el ambiente ni las
circunstancias en que cada cual ha sido engendrado".
A Iván le impresionó mucho la película sobre el
aborto "El grito silencioso". Es contrario al aborto
y está dispuesto a luchar por la vida. Piensa que
cada ser humano debe ser responsable de sus acciones,
para que después no tenga que lamentar una tragedia.
Fuente: Información suministrada por el
Dr. Rafael Cabrera Artola, Coordinador de la filial
de Vida Humana Internacional en Nicaragua, 1o de
abril de 1992.
Informe sacado de:
vidahumana.org
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"Todavía busco el amor de mi madre"
Por ser militar y católico, mi padre fue
declarado "de la clase enemiga" por el nuevo régimen
comunista que azotó Hungría después de la II Guerra
Mundial. Su casa fue saqueada y lo expulsaron de
Budapest, junto a su mujer y a sus dos hijos. Lo
enviaron a Puszta, la Gran Planicie Húngara, donde
los obligaron a permanecer. Mi padre apenas pudo
conseguir un empleo y como resultado él y su familia
pasaron mucha hambre y necesidad.
En esta triste situación su esposa se dio cuenta
de que estaba embarazada. Mi padre trató de
defenderme, pero mi madre no quería que viniera al
mundo. Aprovechando la ausencia de mi padre, mi
madre trató de abortarme en casa de varias maneras,
la última de ellas fue utilizando píldoras de
quinina, pero la dosis no fue lo suficientemente
efectiva y yo llegué a nacer.
Once años después me enteré de todo esto
fortuitamente a través de una conversación entre un
familiar y mi padre (quien para entonces se había
divorciado de mi madre precisamente por causa del
intento de aborto). Lloré toda la noche y no me
podía explicar por qué mi madre quiso abortarme.
Actualmente tengo 40 años y soy uno de los
editores del boletín de la Sociedad para Salvar a
los Niños por Nacer en Budapest. Pero todavía no
encuentro una respuesta de por qué mi madre quiso
abortarme. Todavía me pregunto dónde está mi madre y
cómo puedo amarla. Necesito su amor mientras viva.
Tengo un cuadro encima de mi cama con la foto de
la escultura de la Pietá de Miguel Angel. María es
la Patrona de Hungría y ahora ella es mi madre y
también mi esperanza y mi confianza.
Fuente: Testimonio de Imre
Teglasy en el Primer Congreso de Sobrevivientes del
Holocausto del Aborto, del 29 de abril al 3 de mayo
de 1992, en Ottawa, Canadá,
organizado por Human Life International.
Iván Solórzano |
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